Este no parecía ser un día diferente a otros para Kimihiro Watanuki, ya que el sol no brillaba con mas o menos luz de lo normal, el viento no soplaba con mas intensidad y las hojas de las sakuras no caían mas rápido ni mas despacio que como deberían. Hoy en particular no se había encontrado a ningun espiritu, así como pasaba de vez en cuando desde que trabajaba para Yuko, si, de hecho podría decir que este día había tenido suerte, porque no sabía que justo días como esos, los mas silenciosos, pasaban las cosas mas trasendentales en la vida de las personas.
Apenas pudo sentir como su día tranquilo le era arrebatado de las manos cuando una extraña chica de cabello corto que producía el sonido de varios cascabeles al caminar se cruzó con él de camino a la tienda de deseos, y entraba a ella justo antes que él ya que ella venía corriendo desde hace un buen tramo.
En difinitiba los días mas tranquilos y silensiosos siempre terminaran siendo los mas importantes.
-...Disculpe señorita, vi que entró desde hace tiempo al patio de la tienda, y me preguntaba por qué no entraba al despacho...
-Estoy buscando a Yuko Ichihara... Kimihiro Watanuki.
Al azabache le sorprendió el hecho de que la extraña chica supiera su nombre, pero la sorpresa duró poco al recordar las extrañas cosas que rodeaban la aun mas extraña tienda de deseos.
Por lo que no pudo evitar sentirse extrañado fue por la mirada que la chica le dirigió al responder. Era como si estuniera viendo a la mismisima Yuko, una Yuko de ojos grises.
-Te estaba esperando Suzuko, casi llegas tarde -.desde la puerta Yuko jugueteaba con un mechon de cabello.
-Pero no fue así ¿verdad? -la chica se acercó aun mas al portico sin poner un pie en el completamente haciendo sonar denuevo los cascabels aparentemente invisibles.
-No, llegas justo a tiempo. Pasa a tomar el té, debemos hablar por lo que has venido.
Watanuki no podía estar mas confundido ¿Se conocían? o solo fingían que si para aturdirlo mas de lo que ya estaba.
-Vamos Watanuki, el té no se prepará solo.
...pero algún día dejaría de trabajar ahí.
En el despacho, Maru y Moro no aparecieron al principio, lo cual le preocupó a Watanuki.
-Están bien, solo están sorprendidas.
¿Maru y Moro sorprendidas? ¿desde cuando les sorprendía la presencia de un cliente al grado de no aparecer en el despacho?
Mokona tampoco estaba, aun que ese pedasito de pelos podría estar durmiemndo en cualquier sitio. De cualquier forma la precencia de Suzuko en la tienda alteraba lo que de por si ya era raro. Yuko se encontraba recostada en su divan poniendo un poco de tabaco a su cigarrillo mientras que Suzuko se arrodillaba en medio de la habitación.
-Dime Suzuko, por qué has venido -dijo Yuko inalando un poco de su pipa.
-Es un simple deseo, y creo que podré pagar el precio.
-Dime tu deseo.
-Quiero ser como tu, Yuko-san.
Un sentimiento extraño surgio en la habitación, ambas miradas eran cada vez mas tensas y por un momento Watanuki creyó que no tenía por que estar ahí y penso en dejar la habitación.
-Tu tienes mucho poder ¿por qué nesesitas mi ayuda?
-Aun no sé como usarlo.
-Debes saber ya las consecuencias. ¿Estas segura de que quieres hacerlo?
-Totalmente, no habría venido aquí si no.
-¿Comprendes que serás mi aprendis y tendrás que pagar un precio muy alto por tu deseo?
-Comprendo.
¿Ser como Yuko? ¿a qué se refería? ¿y cual sería el precio tan grande que habría que pagar? Watanuki, lejos de temer ahora tenía mas curiosidad por saber quien era esa extraña chica.
-El precio por ser mi aprendis será pagado cada día de tu vida. Por lo qué te convertirás, tendrás que sacrificar muchas cosas.
La bruja dimensional se levantó de su divan, aun peresosamente y se deslizó hasta la espalda de la chica, que a pesar de haberse dado cuenta de esta acción pareció no inmutarse.
-La razon por la cual no puedes usar tu poder es por que fluye por todo tu cuerpo y emerje de él.
Yuko deslizó con suavidad los dedos indice y medio de cada mano por el cuello de la blusa de la chica, desgarrandola hasta la espalda, probocando que Suzuko pusiera las manos sobre su pecho para evitar que la blusa cayera. Watanuki no podía estar mas confundido, nunca había visto a Yuko ser tan agresiva con un cliente, pero también era sierto que ningún cliente había tenido un deseo mas extraño.
-Pero hoy parece que... hay una gran cantidad de poder revoloteando por aquí...
Yuko apoyó el dedo indice de la mano derecha en un punto del lado izquierdo de la espalda de Suzuko y Watanuki pudo apresiar como de ese punto se comenzaba a formar el contorno de una mariposa negra que se tatuaba en la nivea piel de la ojigris. Pero ese era solo el comienzo, ya que de una de las alas de la mariposa, que parecía escurrir como tinta fresca, se conectó a otro contorno que aparecía en el torso de el antebrazo izquierda de Suzuko.
-Ahí se concentrará tu poder, ahora posdrás usarlo sin problemas, pero aun tendrás que ser mi aprendis.
-Será un honor para mi señorita Yuko -dijo volteando hacia ella pero sin soltar su blusa de su pecho.
-¿No es una chica adorable, Watanuki?
Pero Watanuki no contestó dejando a Yuko reír sola en la habitación. En ese momento Maru, Moro y Mokona entrarón en la habitación saltando y chillando alrededor de Suzuko.
-Tenemos nueva ama, tenemos nueva ama -resitaron Maru y Moro, tomadas de las manos girando, mientras Suzuko reía de la emoción.
-Mokona estaba preocupada por esa extraña energía que emanaba la chica. Parece que ya está bajo control -Mokona se situó de un salto en el hombro izquierdo de la azabache.
-hmphm, así es. Parece que tendremos una fiesta de bienvenida. Watanuki, querido trae un poco de Sake.
-¡Sake! Yo no traeré ningún sake hasta que me digan qué está pasando aquí.
-Pero si tu lo viste todo, que quieres que te diga...
-Ese no es el punto...
-Creo que hay un poco de sake del abuelo Haruka en la bodega, puedes ir a traerlo.
-Por qué nunca escucha nada de lo que le digo.
Suzuko soltó una risita mientras se erguía en su lugar-
-Yo puedo ir a traerlo contigo Watanuki-kun -decía con una sonrisa y aun sosteníendo su pecho.
-No, no, de ninguna manera -.dijo Yuko mientras se sentaba de nuevo en su diván y haspiraba otra vez de su pipa -Tu debes ir a cambiarte, hay algo de ropa en mi armario, y tu dormitorio está hacia la otra dirección del pasillo. Maru y Moro irán contigo.
-Por aquí por favor –dijeron las niñas al unisono mostrandole el camino con las manos.
-No te pongas trsiste Watanuki, Mokona te acompañará a traer el sake- y diciendo esto Mokona saltó del hombro de Suzuko al de Watanuki.
-No me queda mas remedio ¿verdad? –suspiró pesadamente y se dirigió al almacén
-Kimihiro Watanuki, aun no te has dado cuenta de la importancia de este día para nosotros.
Mientras tanto Watanuki acompañado por Mokona buscaba en el almacén el tan adorado sake del abuelo, mokona tarareaba una alegre canción sobre unos limones y unos cascabeles.
-el cascabel sonó y el jugo calló, por que no estaba listo...
-Eh... mokona.
-¿Qué pasa Watanuki?
-¿Quien es Suzuko-san?
-Watanuki... que tonto eres. Ella es la aprendís de Yuuko, tu estabas ahí cuando...
-¡Yo se lo que vi, a lo que me refiero...!-watanuki hizo una pausa, en parte por no saber como seguir y en parte por darse cuenta que le estaba gritando a Mokona -... a lo que me refiero, es que no se quien es, de donde viene, que hace aquí, su nombre.
-Ella es Suzuko -dijo Mokona con tono ironico y Watanuki hizo un mohín -Es una bruja con mucho poder, una de las mas poderosas que Mokona conoce despues de Yuuko y el mago Clow.
-La conocías antes.
-No.
-Entonces...
-Watanuki, no tienes que hacer tantas preguntas ¡mejor concentrate en encontrar el sake!-dijo mokona brincando efusibamente en el hombro de Watanuki, quien aun haciendo mohín abrió el almacen y buscó entre las cajas del tercer estante el mensionado sake.
-Aquí está.
-Watanuki...
-¿Qué pasa mokona?
-A que no me alcansas -dijo mientras saltaba de su hombro y salía a toda velocidad del almacén.
Watanuki suspiro pesadamente y se dispuso a seguirla. Mientras tanto se preguntaba de que se trataba esta vez, parecía muy joven para ser una bruja poderosa, casi tanto como Yuuko o el mago Clow. Tal vez no se trataba de una humana, por lo que sabía, podía ser un demonio, pero en tal caso, y de poseer el poder que decía ¿Por qué habría venido a pedir ser la aprendiz de Yuuko? Puede que mokona no le haya dicho la verdad y solo lo haya dicho para asustarlo y confundirlo mas de lo que ya estaba.
Sin sentirlo, ya se encontraba a la puerta de el comedor con a botella Sake, al abrir la puerta se encontró con Yuuko en primera instancia, sentada en la silla principal, y a Suzuko sentada en el lugar que normalmente ocupaban los clientes o incluso él, cuando en raras ocaciones comían juntos; con la misma falda corta que traía al principio pero una camisa de mangas amplias y largas que sobresalían de sus manos.
-Watanuki, te has tardado mucho, hace cinco minutos que Mokona llegó -.dijo Yuuko con voz peresosa.
Watanuki hizo caso omiso del comentario de Yuuko, pues sabía que lo hacía para diverción propia, y en su lugar trató de sonreir ampliamente y servir el Sake en los vasos que estaban previamente servidos. Él se sorprendió con esto, ya que normalmente el los ponía en la mesa y despues servía el Sake, sin darse cuenta entreabrió la boca por la sorpresa.
-Suzuko puso la mesa, ya que te demoraste tanto en el almacén ¿No te dije que era adorable?
Watanuki lo pensó por un momento, esa tal Suzuko no parecía ser mala persona, además, Yuuko lo profería un gran cariño, hacía lo mismo con el tarado de Doumeki, pero eso daba igual. Tal vez debía dejar de preocuparse y darle la oportunidad que normalmente no le negaba a nadie.
-Gracias Suzuko-san -dijo dedicandole una amplia sonrisa.
-De nada, Kimihiro Watanuki -decía mientra se apoyaba en el torso de su mano y le dirigía esa mirada tan misteriosa y parecida a la de Yuko que lo había hecho estremeser tantas veces.
Decidió no pensar tanto en eso y se dedicó a servir el sake, aun había un tercer vaso para él, pero por supuesto que prefería beber té.
Para ser una fiesta de bienvenida -por lo menos en comparación a la suya- estaba muy tensa. La mirada de Yuuko y Suzuko eran muy fijas, podían pasar minutos enteros solo viendose la una a la otra para despues reirse, como si en el silensio alguna hubiera dicho algo gracioso. Watanuki no podía comprender mucho ya que el no tenía poderes especiales que le permitieran entender lo que se decían en lo oculto, pero no tardó en acostumbrarse al sentimiento confortable que emanaba la habitación cuando Suzuko estaba ahí.
Ya era algo tarde, por lo que Watanuki esperó a que todos acabaran para lavar y despues irse a casa.
-Watanuki, ¿podrías por favor quedarte? Me gustaría que nos prepararas bolitas de dango para el desayuno -.dijo Yuko recargada en el marco de la puerta de la cocina.
Sus planes quedaron frustrados nuevamente.
-¡Pero si le acabo de preparar el desayuno ayer! También tengo cosas que hacer en mi casa ¿sabe? -contestó mientras lababa la loza dandole la espalda a ella.
-Pero he hecho muchas cosas por ti esta semana, como cuando sugerí que esperaras a Doumeki aquel día despues del club por aquel espiritu que despues te seguiría ¿lo recuerdas? podrías hacerme unas ricas bolitas de dango ¿sí? anda. Además, ya deberías considerar quedarte a vivir a quí -toda la oración la dijo en un tono burlón, soltura que le probocaba el sake a esas horas de la noche.
-Cada día se pone mas borracha. ¡Vivir aquí solo siginificaría trabajo de cocina y limpieza las veinticuatro horas al día! -comenzó a restregar los trastes con mas fuerza, haciendo mohínes, movimientos y sonidos raros, hasta que escuchó una risa y el sonar de unos cascabeles a la altura de la puerta, seguidas por las risas de Maru y Moro, lo que le hizo voltear y encararse con Yuko al otro lado de la habitación, quien lo miraba fijamente.
-Suzuko acaba de irse a su habitación -mencionó tranquilamente, como si escuchara sus pensamientos -Piensa que eres muy divertido y le gustaría conocerte mejor. Yo en lo personal pienso que llegarán a ser grandes amigos.
Eso era lo mismo que pensó de Doumeki...
Ahora que estaban solos podía preguntarle algunas dudas que tenía , y se dispuso a hacerlo.
-Primero termina con la loza -se adelantó Yuuko -estaré en mi despacho, si tienes preguntas te esperaré ahí. -dicho esto se dirgió a su despacho dejando a Kimihiro con la boca entreabierta una vez mas.
Terminó pronto, ya que solo eran los vasos de sake y algunos trastos que no había podido lavar en la mañana. Tenía tantas preguntas y a la vez ninguna, y es que no conocía para nada a Suzuko y a partir de ahora viviría ahí, por lo que probablemente le serviría a ella también, lo que le importaba mucho.
Entró al despacho, y se sentó a incadillas, Yuko estaba recostada en su divan terminando con el poco opio que quedaba en su pipa.
-Suzuko no es su verdadero nombre, obviamente, pero puedes llamarla así -respondió a la pregunta no formulada de Watanuki -Es cierto que es una gran hechizera, o por lo menos eso será despues de ser mi aprendiz.
-¿Por qué Maru y Moro le llaman ama? -preguntó por primera vez él.
-Porque ellas son parte de esta casa, ya te lo había dicho, ellas no tienen alma. Incluso tu mismo tienes influencia sobre ellas de alguna forma. Al volverse mi aprendiz ahora ella también lo es -desde hace tiempo la voz de Yuko se había tornado mas seria.
-¿Tendré que servirle yo también, no es así?
-Dudo que ella pida tus servicios, pero le serviras indirectamente. Al momento de hacer la comida por ejemplo -.sonrió de lado mientras sorbía de nuevo su pipa.
-¿Y por que ni Maru ni Moro aparecieron cuando ella entró a la tienda?
-Antes de sellar su magia en los tatuajes, Suzuko tenía una energía muy inestable, algo a lo que los seres como Maru y Moro son muy sensibles.
-Incluso Mokona...
-Ella solo estaba dormida, pero pudo sentir su energía desde la mañana.
Watanuki lo pensó un momento, aun había algo que no cuadraba, si Suzuko tenía tanto poder, ¿Por qué tenía que ser la aprendis de Yuuko?
-Yuuko-san...
-Te sugiero que no hagas mas preguntas de las que puedas pagar Watanuki -y sorbio de su pipa.
-¿Que? ¿Todo esto que le he preguntado tiene un precio? ¿Qué tendré que pagar? -dijo exaltado y alzando las manos.
-¿Recuerdas las bolitas de dango...?
Watanuki bufó, ultimamente Yuuko se dedicaba a hacerle "bromas" de este tipo, engañandolo para que hiciera cualquier cosa que se le ocurriese. Se levantó pesadamente, ya que por la hora le mataba el sueño que no había podido consiliar gracias a los extraños sueños que había estado teniendo las ultimas noches, se sacudió un poco el cabello y se dirigió a la puerta del despacho.
-Una pregunta más, Yuuko-san.
-Dime.
-¿Confía en Suzuko?
-¿Qué pasa Watanuki? ¿No puedes hacerte una primera impresión de ella? Lo hiciste bien cuando creíste en la inocensia de Kohane-chan.
-Es diferente, de Suzuko no veo nada, no puedo ver sus buenas intenciones, pero tampoco las malas. Cuando la vi por primera ves, fue como verla a usted...
Yuuko amplio una sonrisa mientras separaba la pipa de sus labios.
-Ya veo... Kimihiro Watanuki... hazme las bolitas de dango por la mañana ¿Si?
Solo eso le bastó para ver que él debía confiar en Suzuko como lo había hecho con Yuuko, y esa era la manera de Yuuko de decirselo, salió de la habitación y se dirigió al dormitorio de huespedes puesto que mañana tendría que levantarse temprano para preparar dango...
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