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Capitulo 2
Atracción
Watanuki se habría levantado temprano si las noches anteriores hubiera podido conciliar el sueño, pero esta era una de las noches en las que mejor pudo dormir, solo lo levantó el hecho de recordar que tenía que prepararle unas bolitas de Dango a Yuuko para desayunar, y que alguien jalaba de las mangas de su pijama.
-Watanuki, despierta, ya es tarde.
La suave voz parecía, mas que despertarlo, querer arruyarlo, sin embargo Watanuki reconoció la voz y el sonido de los cascabeles.
-Suzuko-san, yo... eh... no pretendía quedarme dormido -decía Watanuki levantandose, alterado.
-No te preocupes, tenías sueño -dijo acariciandole dulcemente la frente -De seguro si no hubieras dormido bien hoy habrías cogido fiebre, tal vez puedas dormir un poco mas.
-No, no puedo, tengo que traer las cosas para el dango...
-Ya las he traído yo, es lo menos que podía hacer despues de los riquizimos pastelillos que nos has hecho ayer en la cena y ¡oh, ese sake!. Anda, puedes dormir un poco mas. -esta vez palpó su cabeza antes de salir de la habitación.
Pero Watanuki sabía que si volvía a retomar el sueño probablemente no podría volver a levantarse, así que se vistió, ahora mas tranquilo y se dirgió a la cosina donde, efectivamente, se encontraban las bolsas de mercado con lo nesesario para el dango, por lo que se puso a hacerlo.
Mientras lo hacía se preguntaba desde cuando había estado ahí esperando a que se despertara, lo que lo hacía sonrojarse, probablemente desde hacía mucho, pues cuando abrió los ojos la encontró casi sobre de él tirando de su manga. Debió quedarse muy dormido. Además ella se había tomado la molestia de ir por las cosas del dango, y eso hacía que Yuuko tubiera razón -como siempre - y a Suzuko, mas que servirle probablemente le ayudaría en muchas cosas más.
Terminando las bolitas de dango las sirvió en el comedor donde ya lo esperaban.
-No has olvidado traer el sake ¿Verdad, Watanuki? -dijo Yuuko desde la silla principal.
-No, hoy no habrá mas Sake por la mañana, usted es la primera en ponerse borracha aquí, y me gustaría quitarle esa mala costrumbre.
-Vamos Watanuki, no seas aváro -dacía Mokona brincando desde el lugar que ocuparía el plato de Yuuko.
-Calla, que tu eres la segunda borracha de esta casa -regañó Watanuki.
-No seas malvado -repitió Yuuko sacudiendo levemente la botella de sake que recien se habían acabado ayer.
-¡No seas malvado! ¡No seas malvado! -resitaban Maru y Moro a coro cada una aferrada a los brazos de Suzuko.
Watanuki bufó.
-¿Tambien quieres Sake hoy, Suzuko-san?
-No gracias, Kimihiro-kun, hoy en lo personal se me antoja mucho el sake. -dijo seriamente mientras tomaba de su té previamente servido.
-¿Eh? ¿Ha dicho que se le antoja mucho el sake hoy? -Watanuki alsaba una ceja, cargando la charola vacía del dango.
-Así es.
-Entonces como es que no quieres...
-Bueno, pues hace mucho conocí a un gatito que pertenecía a un shamang, creía que no tenía dueño puesto que me seguía mucho. Cuando descubrí que tenía dueño, traté con todas mis fuerzas devolverlo, pero el gatito seguía pegado a mi. Hice un acuerdo con el shamang, y la unica forma que había de que el gatito dejara de seguirme sería si yo dejaba de beber Sake cuando tubiera mas nesesidad de él, sería un sacrificio. Porque verás, nunca es bueno quedarte con cosas que no son tuyas, el precio puede ser muy caro -.dijo esto con aun más seriedad y bebió de nuevo de su té.
-Me alegra que almenos haya añguien aquí sin tanto alcohol en las venas -sonrió. Watanuki guardó este conocimiento, ya que sabía que le serviría despues.
-Watanuki, el sake -canturrió Yuuko meneando la botella.
-Ni siquiera piensa en solidarizarse con su aprendiz!
-No sería un verdadero sacrificio si no hubiera una verdadera tentación.
-Gracias Yuuko-san -dijo Suzuko con autentica gratitud.
-De nada, Suzuko querida.
Y Watanuki, de nuevo bufando, fué al almacén por sake.
Despues de desayunar, Watanuki fue directo a la escuela, dejando el almuerzo hecho excusandose de lavar los trastes hasta que llegara de la escuela. Decidió tomar un camino mas largo para pensar, ya que tenía unos minutos de adelanto y quería evitar encontrarse con Doumeki por lo menos esta vez.
-Ahora que lo pienso, Suzuko-san parece ser una persona sabia. Seguramente también tiene el poder de la adivinación, por eso sabaía mi nombre, o tal vez lee las mentes. Y todo lo maneja muy bien por que no tiene tanto alcohol y tabaco en la cabeza -rió -Si... pero también se parece demasiado a Yuuko-san, y de lo bien que se llevan... Puede que también tenga momentos en los que quiera hacerse la graciosa, no es dificil para mí hacerme una imagen así de ella, burlandose de mi, sí...
-¿Quien es ella?
-¡¿Que?! ¿Tu que haces aquí? ¡Tomé este camino para no encontrarme contigo!
El antiguo ojiazul se apartó a grandes sancadas de su "no amigo"
-No has contestado mi pregunta ¿quien es "ella"?. -Doumeki enfatisó las comillas con los dedos.
-No te importa. ¿Desde cuando estás ahí escuchando lo que pienso? ¿Quien te da derecho a espiarme? -Watanuki comenzaba a hacer expresiones con las manos.
-¡Watanuki-kun! Que coincidencia -.decía la chica ondeando su mano en el aire alegrente.
-¡Himawari-chan, que alegría encontrarme contigo!
-¿De qué estaban hablando tu y Doumeki-kun?
-Yo con él nada, te lo aseguro -respondió crusando los brazos.
-Aun no me dices quien es "ella".
-¿Ella? ¿De qué habla Watanuki-kun?
-Nada de lo que tengas que preocupare Himawari-chan -decía Watanuki negando con las manos y la cabeza, aun que en el fondo sabía que tenía que decirles alguna vez.
Despues de todo era su amiga, y él... bueno, él era Doumeki.
Las clases pasaron de lo más normal, a exepción de que Watanuki se quedaba dormido de vez en cuando, todo trancurrió como siempre en un día tranquilo, comieron el bento juntos e incluso podía apostar que Tanpopo estaba mas cantarín que de costumbre. Al terminar, Watanuki invitó a Himawari a comer algo en su departamento o incluso en la tienda de Yuuko, pero ella se excusó diciendo que tenía que ayudar a su mamá con el aseo de la casa, que sería otro día, en cuanto a Doumeki nisiquiera se molestó en preguntarle, sabía que si él quería iría solo, pero lo sorprendió que éste tubiera también algo que hacer, por lo que iría solo a la casa de Yuuko.
Estando allá, encontró a Suzuko sentada en el portico de la puerta apoyada en la viga derecha y a Yuuko en la izquierda, Marudashi y Morodashi estaban -una sentada y otra acostada practicamente- en el regaso de Suzuko y Mokona hecha bolita en el de Yuuko, durmiendo.
-Mira quién ha llegado temprano hoy.
-Adivina Watanuki. Se me han quitado las ganas de sake.
A Kimihiró le costó un rato desifrar lo que esto significaba.
-Sabía que era demasiado bueno para ser verdad.
Suzuko rió con ganas.
-No te preocupes, Kimihiro-kun, esto no pasa la mayor parte del tiempo.
-Iré a preparar la comida -Caminaba pesadamente hacia la puerta -Y a traer el sake -.Tenía razón, Suzuko se parecía demaciado a Yuuko.
-Será mejor que nosotras también entremos, no falta mucho para que llegue un cliente. -dijo Yuuko levntandose y levantando a Mokona -ustedes quedense aquí, Maru y Moro, para que hagan pasar a la cliente.
-¡Si señora! -respondieron levantandose y dejando levantar a Suzuko.
Los tres entraron.
Watanuki fué directo a la cocina, ya que aún debían quedar los trastes del almuerzo que él no podría lavar, pero no estaban, en su lugar había una pila de trastes limpios listos para ser guardados. Agradeció en silencio la ayuda proferida seguramente por Suzuko y se esmeró en preparar la comida.
-¡Watanuki, te ha quedado realmente exquicito esto! -exclamó Suzuko llenandose de comida.
-Ese es nuestro Watanuki, el gran cosinero.
-Y lo mejor es que no escatimó en el vino -dijo Mokona, arrastrando las palabras, producto del alcohol.
-Pero vamos, tienes que comer hoy tu también. Y será mejor que tampoco escatimes en eso.
-¿Desde cuando se preocupa tanto por mi, señorita Yuuko?
-Siempre me he preocupado mucho por ti Watanuki, y no lo puedes negar. Sin embargo hoy presiento que te hará falta mucha energía.
-Eso no suena nada bien.
Pero decidió no hacer mucho caso a la premonición de Yuuko para así poder comer a gusto.
Despues de comer Watanuki recogió la loza en su bandeja para llevarla a lavar.
-Ya no estaremos aquí cuando regreses, nos iremos al despacho pues el cliente está a punto de llegar... así que si quieres decir algo...
-Ahora que lo menciona señorita Yuuko. Quiero darle las gracias a Suzuko-san por ayudarme a lavar los platos cuando no debía de...
-De nada, Kimihiro-kun.
-Pero... no entiendo por qué lo hizo si aquí el que sirve soy...
-No te equivoques Watanuki. El trato para espantar los espiritus que te recurren lo hiciste con Yuuko-san, no conmigo, a mí no me debes nada. La generosa es Yuuko-san por dejar que me hagas la comida, es lo menos que puedo hacer por ti...
-Esto yo lo hago con mucho gusto Suzuko-san...
-Gracias, Watanuki-kun.
No entendía como es que a veces Suzuko podía ser tan seca en sus respuestas, pero el había entendido y aun tenía que labar la loza y ellas tendrían que atender un cliente, así que salió de la habitación.
No faltó mucho para que entrara en el despacho con los tés para Yuuko y su cliente, ya que Suzuko se encontraba sentada en un sillon tejido en una esquina, donde parecía no formar parte de la transacción.
El cliente, que era una mujer joven, cabello castaño recogido en una coleta y ojos color chocolate. Había llegado -como lo dijo Yuuko- justo despues de que ellas entraran en el despacho, afirmando que no sabía muy bien como es que había llegadó ahí.
-Nuestro encuentro estaba predestinado. Estás aquí por que tienes un deseo que yo puedo cumplir -empezó Yuuko desde su diván -Esta es una tienda de deseos y cumpliré el tuyo por su debido valor.
-No lo había pensado antes, pero ahora que lo menciona puede que haya algo que en verdad deseo.
-¿Que es?
-Bueno, hay un chico que me gusta y yo le gusto a él, hemos salido un par de veces pero no se decide a formalizar nuestra relación, hace ya tres años que no tiene novia. Yo lo quiero mucho y acepatré su decición si no escoge salir conmigo ya más, pero me gustaría que se decidiera.
-¿Ese es tu deceo?
-Si, supongo que si.
-El pago por tu deceo serán los pendientes que traes puestos.
-¿Estos pendientes?
-Cada uno tiene medio corazón ¿Verdad? entonces servirán. Además, uno de tus brasaletes y la dirección actual del chico que te gusta.
-¿Como sabré que esto funciona en verdad?
-No te obligaré a nada, es tu decición, pero si decides hacerlo y no funciona puedes venir cuando quieras y reclamar tu brazalete.
La chica lo pensó un momento y al poco tiempo ya se había quitado los pendientes y el brazalete, depositandolos en la mano de Yuuko.
-La dirección está en esta tarjeta -decía mientras rebuscaba en su bolsa el pedaso de cartulina que luego entregaría a Maru y Moro.
La chica se paró, hizo una reverencia y se fué.
-Ya no volverá ¿verdad? -decía Watanuki viendola salir.
-No -contestó Yuuko.
Watanki suspiró aliviado.
-Pero nuestro trabajo no ha terminado aun.
-¿Eh?
-Hace falta conceder su deseo ¿O acaso crees que le pedí la dirección de ese chico sin ningun motivo?. Tu y Suzuko irán a su casa.
-¿Qué acaba de decir?
Suzuko soltó una carcajada por la cara que Watanuki había puesto.
-¡Esto no tiene nada de gracioso Suzuko-san!
-Tienes razon Kimihiro-kun, lo siento -soltó una risa ahogada.
-No te preocupes, Watanuki, no tedrás que hacer mucho, solo haz lo que ella te diga y regresen antes de la cena.
-Usted lo sabía ¿cierto? Por eso me pidió que comiera bien, ¡sabía que iva a mandarme a esa... esa cosa!
-Puedo asegurarte que no lo sabía Watanuki, Solo era un presentimiento.
-No le creo.
Parecía estar enfuresido, pero en el fondo había aprendido a confiar en Yuuko. Suzuko, por su parte, se levantó de su silla y comenzó a caminar a la puerta donde la esperaban Marudashi y Morodashi para entregarle la terjeta.
-Vamos Watanuki, si nos vamos ahora podremos regresar a tiempo para la cena.
Era la primera vez que Watanuki veía a Suzuko tan feliz y a la vez tan humana, ahora le parecía como las veces que Doumeki lo acompañaba aun en contra de su voluntad. Pensó que esta vez disfrutaría de su compañía.
Duraron todo el camino en silencio, el sol se estaba poniendo y la casa del chico a donde iva estaba un poco lejos de ahí, pero finalmente la encontraron en un callejon, al perecer solo era un departamento.
Suzuko se detubo delante de la puerta examinandola un momento.
-Deberiamos tocar... -mecionó Watanuki.
-No lo creo, el dueño está durmiendo y la puerta simplemente está abierta. -dijo empujandola para que se entreabriera y así poder entrar.
-¿No iras a su habitacion verdad, Suzuko-san?
Ella solo volteó para guiñarle un ojo y seguir su recorrido a la habitación del muchacho, donde efectivamente se encontraba durmiendo boca arriba en su cama.
-¿Traes los pendientes Watanuki?
-Si -dijo rebuscandolos en su bolsillo para otrogarselos a Suzuko quien los unió con una mano formando el corazon, mientras que con la otra tocaba con el indice la frente de el chico.
Cuando lo despegó, extrajo un humo luminoso de su cabeza sosteniendolo en el aire.
-Ves esto Kimihiro-kun.
-¿Si, que es Suzuko-san?
-Es por lo que venimos.
Y habiendo dicho esto pegó el indice en la fisura entre ambos pendientes que formaban el corazón quedando atrapado el humo luminoso en ellos. Así mismo, ejerció mas preción sobre ellos obligandolos a separarse.
-Que hermosos pendientes ¿No lo creés Watanuki?
-¡¿No podías haber esperado a que salieramos de la casa para decir ese comentario?! -la voz de Watanuki se oía exaltada, pero se detuvo cuando el chico hizo ademán de despertarse -.¡Vamonos de aquí!
-Okidoki -.Dijo ente risas antes de salir seguida por Watanuki.
Iban de nuevo en camino a la tienda de Yukko mientras Suzuko tarareaba alegremente una canción.
-Eh... Suzuko-san.
-Dime, Watanuki.
-¿Que es exactamente ese humo blanco?
-Ah, sobre eso -apoyó un dedo en sus labios mientras pensaba -como te lo explico... Pues ese humo era un recuerdo de ese chico.
-¿Un recuerdo?
-Ajá, un recuerdo. ¿Sabes? es dificil hayar un recuerdo como ese, ya que el no lo tenía muy presente. Era un recuerdo de su ex novia, ese recuerdo le impedía tomar una decición, y declararsele a la cliente de Yuuko-san, pero los pendientes han sido unos buenos contenedores, además son hermosos.
Watanuki observó con atención ls pendientes en la mano de Suzuko que parecían tener un brillo especial.
-No te preocupes, aquí adentro ese recuerdo no le hará nada a nadie.
Él suspiró aliviado.
-Veo que ya llegaron, ¡A tiempo para preparar la cena Watanuki! -decía entre risas Yuuko desde su despacho.
-Si, si, ya voy -respondió anudando sobre su cabeza un pañuelo blanco.
-Eh, Watanuki, sonrie y trae un poco de sake ¿si? -dijo Mokona saltando a su hombro.
-¡Que ya voy! -refunfuñó saliendo hacia el almacén.
-¿Y como les fué Suzuko-chan? -preguntó Yuuko aspirando el poco tabaco que quedaba en su pipa.
-Kimihiro-kun es realmente sorprendente ¿no? de no haber estado él ahí no habría encontrado ese recuerdo yo sola.
-Puede que así sea. Watanuki no solo atrae espiritus hacia sí, muchas cosas son atraidas hacia él inconcientemente, ya sean buenas o malas, o incluso neutrales como el recuerdo de ese chico, casi como tu Suzuko-chan.
-Si, pero incluso yo sola no habría sacado ese recuerdo a la luz. Gracias Yuuko-san.
-No es nada. Toma, esto es tuyo -decía mientras le acercaba el brazalete de la chica -este fue el precio que ella pagó por el trabajo que tu hiciste.
-No, Yuuko-san, este será mi pago por haberme dejado ir en su lugar. Por favor, aceptelo.
-Bien, ¿Y que hay de los pendientes?
-¿Puedo quedarmelos Yuuko-san?
-Si, creo que si. Ahora todos tenemos algo a cambio ¿Que pasará con Watanuki, el también ayudó.
-Hum... creo que sé que podría gustarle...

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