Era algo extraño sentirme rara e incluso atraía a la idea de que Dita estuviera embarazada. Nunca me he llevado bien con los niños, pero ahora era diferente, por alguna razón ya quería ver a ese bebé que no paraba de crecer.
Ese día, de la primera semana de lo que creímos que era el séptimo mes, Zeto se movía de un lado a otro de la sala donde yo me encontraba leyendo algo para descansar cuando Dita dormía. Había algo extraño en todo el edificio, incluso parecía que la seguridad no estaba tan alerta como en otros días y Zeto había bajado la guardia casi por completo. Tomé mi celular y decidí hacer una llamada.
Changmin.- ¿Hola?
Lenna.- Changmin... ¿como estás?
Changmin.- Yo estoy bien ¿Pasa algo? ¿Dita está bien?
Lenna.- No -que me estaba pasando, claro que estaba bien -creo... Ella está bien, pero pasa algo.
Changmin.- ¿Qué pasa? ¿Lenna...?
Lenna.- Zeto ha retirado los dos guardias de la puerta trasera que conduce a la recepción, será mejor que vengan... -susurré cuando Kazeto se encontraba al otro lado de la habitación y estaba segura de que no podía oírme.
Colgué inmediatamente. Ese era un día de lo mas extraño, pero solo por eso mi plan de que ellos al fin pudieran entrar a verla podría funcionar.
Me llevé la mano al vientre y lo acaricié un momento en una reacción inconsciente, algo estaba a punto de pasar. Le atisbé una mirada a Zeto quien se llevó el auricular de su propio celular al oido, de seguro el también lo había sentido.
¡Ahhhhhh!
Escuché gritar y el sonido venía de la habitación de Dita.
Me puse a correr en esa dirección mientras escuchaba a Kazeto llamar a un hospital particular.
Cuando entré la encontré con la espalda arqueada y ampollándose en las cobijas de su propia cama, su cara tenía la expresión como si la estuvieran partiendo en dos desde adentro, de seguro debía sentirse así.
Corrí mas y rodeé la cama para extenderle la mano, no imaginaba que expresión cubría mi rostro en ese momento.
Lenna .-Trata de tranquilisarte y respira profundo -le ordené y de inmediato se puso a hacerlo mientras tomaba mi mano. Apenas sentí rozar la me aferré a ella apretándola con fuerza, como si así estuviera sosteniendo la vida del bebé.
Pasaron unos minutos en los que Dita pudo mantener su respiración apenas un poco estable antes de que llegara Zeto con las enfermeras, quienes cerraron la cortina y rosearon un poco de desinfectante en aerosol. Dita perdió el hilo de su respiración y abrió los ojos aun mas si se podía, mientras prácticamente encajaba su cabeza a la almohada.
Partera –Gieranla para ponerle la raquea -ordenó.
Dita .-¡No! -gritó Dita, y si grito hizo paralizar a las dos enfermeras e incluso a mi me clavó a mi lugar en el piso.
Y como no iba a gritarlo, a ese bebé suyo de proporciones mayores aun le faltaban dos meses, por mucho que no lo pareciera.
Incluso la partera pareció respetar su decisión y en lugar de eso se puso a preparar todo lo necesario, con tinajas de agua caliente y cobijas esterilizadas. Zeto tomaba un lugar cerca del marco de la puerta, pero yo sabía que podía ver bien desde ahí.
Lenna.– Respira profundo Dita, ¡Respira! -intenté gritar, pero mi voz comenzaba a flanquear.
Las enfermeras también se habían puesto en marcha moviéndose a velocidad al rededor de la habitación, en silencio, yo podía sentir como se movían incluso a mi alrededor tan rápido que solo eran borrones que cruzaban por mi rabillo del ojo, pero ahí, con Dita, parecía que el tiempo pasaba lentamente.
su respiración se interrumpió por un momento.
Lenna .–Dita sigue respirando -la alenté, apretando mas su mano y señalando su vientre con mi mano libre, haciendo presión, para que pudiera recordarlo, pero sus ojos parecían no poder fijarse en nada.
Dita.– No, Lenna, ya no puedo -respondió entre bocanadas de aire, soltó mi mano aun que yo aun me aferraba de la suya. Justo después se escuchó un crujido más.
El monstruito de verdad la estaba partiendo en dos.
Enfermera –¡Está hiperventilando! -exclamó al tiempo que tomaba la mano inerte que yo aun sostenía, le cedí el lugar y me posicioné atrás de ella –Vamos niña, sigue respirando.
Dita abría y cerraba los ojos, aun desorbitados. Yo en busca de ayuda, miré a mi alrededor y vi a Zeto, con un walkie-talkie.
Zeto.- No los dejen pasar.
Le dirigí una mirada fulminante ¿Todavía se empeñaba en mantener a su verdadera familia lejos?
pero todo eso ocurrió en apenas un segundo, cuando volví mi mirada la doctora ya estaba entre las piernas de Dita.
Partera.– Tenemos que quitarle el pantalón y las bragas.
Lo dijo, pero no sabía por donde empezar. En un solo movimiento me situé al lado de la cama.
Lenna.–Yo lo haré -exclamé, y en un intento animalado puse ambas manos en las caderas de Dita, deslizando con rapidez tanto sus pantalones como las bragas tirándolos en el piso, apenas percatándome de que estaban empapados.
Una enfermera cubrió su intimidad con una cobija, dejando apenas espacio para maniobrar.
Partera.– Como lo supuse, esta casi por completo dilatada, y lleba apenas unos minutos de romper bolsa.
Dita.- ¡No! -volvió a exclamar, sin aliento, estaba volviendo a hiperventilar.
Cerró os ojos.
Partera.– Está dejando de intentarlo. -eso sonaba muy mal.
Si duraba unos minutos más ambos, tanto el bebé como ella morirían.
Lenna.– Por favor Dita, tu puedes hacerlo, solo puja -le pedí, pero mi voz ya reflejaba mi temor interno.
Dita.– No -respondió, pero había un tono de inconsciencia oculto.
Enfermera.– Vamos niña, hazlo, tu bebé ya viene ¿No quieres verlo?
Entonces comprendí que solo había una forma de que ella sobreviviera a todo esto, y tal vez el bebé también.
Lenna.– No podrá hacerlo sin él Zeto, dejalos entrar -le pedí, viéndolo a los ojos inflamados de ira e impotencia, pero ese fuego se apagó segundos después cuando comprendió mis palabras.
Pude escuchar como una bocanada de aire entro por la garganta de Dita.
Kazeto.– De acuerdo -respondió y acudió al walkie-talkie.
Escuché como prácticamente segundos después entraron todos por la puerta, como raqfagas de viento, pero en especial Changmin, que no dudó en tomar la mano de Dita
Mientras escuchaba los sonidos de la labor, en mi interior me debatía mientras todos esos huesos se contraían a su máxima capacidad, haciendo pequeños chasquidos que estiraban mis nervios.
Valla Changmin, ese hijo tuyo si que es fuerte.
Pensé, pero, ¿Realmente valía la pena? todos mis esfuerzos y sus esfuerzos por mantener a la criatura viva valían la pena? Dita estaba muriendo en ese parto al que apenas le hallaba fin.
¿El pequeño de rasgos asiáticos que yo me imaginaba y que de seguro tanto Dita como Changmin visualizaban valdría la pena? De pronto una aversión nació del fondo de mi pecho.
Ya no quería a ese niño, estaba matando de una forma dolorosa a mi hermana, reduciéndola a lo que ahora parecía; una masa apenas capas de dar su vida por otro.
¡Oh como lo aborrecía!
Mi visión cambió, ahora no quería a ese bebé. Solo quería conservar a Dita viva, sin importar que fuese eso lo que implicara.
Me quedé a un lado de la cama, viéndola e intentando concebir la idea de que tal vez no saldría de esta, entonces ese sería la última vez que la vería viva.
Escuchaba el cuchicheo de los movimientos a mi al rededor, pero sonaban como murmullos en comparación con la pesada respiración de sus pulmones guerreros que no se dejaban vencer.
En estos últimos siete meses nuestra unión se intensificó como no lo había hecho en los últimos quince años. Hasta pensé que después de esto tal vez lograríamos ser amigas.
Ahora todo se reducía a esto, Dita pujaba, Changmin se aferraba con fuerza a su brazo y sus huesos crujían cediendo ante el ser que venía, pero ahora se veía mas fuerte.
Tal vez si sobreviviría.
Algo me hizo voltear en dirección de ese nuevo ser, tal vez la gravedad ya no nos atraía hacia abajo puesto que yo quise abrazar a Changmin hace seis meses, pero si no era la gravedad, esto si tenía que serlo.
Partera .-es un varón -dijo, y pude comprobarlo.
Lenna .- Es un niño -repetí, volteando a ver a Dita, que parecía estar engañando a mis ojos.
Ahí estaba ella, más viva que nunca sin apariencia de morir tan de repente como lo parecía antes, y con una ¿Sonrisa? Si, sonreía. Pero a pesar de que la estaba viendo a ella mi atención estaba puesta ahí abajo, de donde venía una respiración entrecortada pero firme.
Dita .-Yunmin -escuché susurrar a Dita.
Yunmin, ah, así que ahora no se llamaba gravedad...
Pero me atraía como tal.
Pude oír muchas cosas más, una pregunta preocupada de parte de Yunho y otro gritito de dolor por parte de Dita, pero no le di importancia.
Cuando la enfermera extendió en la dirección de Dita el bebé, y ella no pudo tomarlo solo salió una frase más de mi boca.
Lenna.- Dénmelo a mi -dije dando tres pasos hacia atrás para darles espacio para trabajar.
Cuando lo tuve en mis brazos, solo pude pensar... Yunmin, que hermoso eres.
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