Sueño - Capitulo 4 ~ Changmin



Todo era como un sueño, aquél ultimo beso había sido perfecto.

Dejar a Dita fue lo mas difícil que he tenido que hacer, pero no podía tocarla, no podía mirarla siquiera cuando sabía que algo que yo le había hecho le hizo daño.

Dita.- Changmin, no sabemos a que horas puedan llegar.
Changmin.- ¿Qué? Pero si no estoy haciendo nada –le dije mientras jugaba con un mechón de su cabello y le daba un suave beso.
El problema con nosotros es que cuando empezábamos nunca sabíamos cuando parar...
Dita.- Espera Changmin... mn... espera, tengo algo importante que decirte.- intentaba decir mientras yo intentaba apoderarme de sus labios de nuevo, era difícil hacerle caso puesto que sus dedos entrelazados en mi cabellera me atraían a ella una y otra vez.
Changmin.- ¿Qué pasa? –al fin logré decir.
Ella se apoyó en la planta de sus pies, ya que estaba parada de puntillas apenas unos segundos antes, contrapuso su cara a mi tórax y me abrazó con todas sus fuerzas. Yo la abrasé de igual forma.
Changmin.- ¿Qué pasa? -La alenté para que prosiguiera.
Me abrazó apenas un poco mas fuerte... entonces supe que algo muy grande estaba pasando. De pronto sentí como si mi pecho se abriera dando lugar a un corazón mas grande, empezaba a querer mas a Dita y eso era totalmente imposible pues ya la quería mas de lo imaginable, pero algo me atraía en otra dirección, no muy diferente a la primera, algo un poco mas abajo.
Dita.- Changmin, voy a tener un bebé –me dijo quedito, aun sofocada por tener su cabeza en mi abdomen, pero la escuché perfectamente, e igual, como si fuera posible, la abrasé mas fuerte.

Habían sido unas vacaciones de ensueño en Saipán, y esto era el broche de oro con el que se cerrarían, pero algo salió mal...

Dita.- ¿Changmin? –despegó su cara de mi pecho, aturdida, sin poder fijar su vista a ninguna parte en especifico.
Changmin.- ¿Dita, estás bien? –La miraba, aterrado por dentro, no sabía que le estaba pasando pero intentaría disimularlo.
Dita.- No... ¿Changmin, donde estamos? –su mirada recorría toda la habitación, desorientada, pero sin poder fijarla a algo en especifico, hasta que volvió a mirarme a los ojos.
Changmin.- En Saipán, de vacaciones.
Dita.- ¿En Saipán?
Changmin.- Espera un momento, iré por agua –le dije mientras la sentaba en el sillón grande de la sala y corría la cocina a toda velocidad. Puede que se sintiera aturdida y confundida por la noticia que me acababa de dar, así que lo mejor que se me ocurrió fue tratar de aclarar su mente, refrescandola con agua.
Mientras servía el vaso con agua pude escuchar la puerta abrirse y seis pares de pies entrar, cargados de cosas por la fuerza de sus pisadas.
Yunho.- Hey Dita ¿Qué tal?
Dita.- ¡Yunho! –la escuché exclamar.
A penas el vaso estuvo casi lleno me dirigí a linving lo mas rápido que pude sin tirar el agua, paso a paso.
Yunho.- ¿Qué pasa Dita?
Dita.- Yunho, no puedo recordar...
Yunho.- ¿Qué? ¿Recuerdas que viajaríamos a Saipán?
Dita.- Si, si.
Yunho.- ¿Y después de eso?
Dita.- Nada, nada de nada...
Dejé el vaso de vidrio caer en medio de la sala, fragmentándose en cientos de pedazos. Sin decir nada volví a la cocina interior.¿Qué le había hecho a Dita?
Esto no podía ser cierto...
No podía acercarme a ella, ni tocarla, ni mirarla por que cualquier cosa que le hubiera hecho anteriormente podía repetirse, y así solo le haría daño.
Decidí que mi silencio y su salud valían mas que otra cosa, por lo que me alejé de ella, a acomode lugar. Dejé de contestarle cuando me hacía preguntas y endurecí mi rostro para que creyera que tenía algún problema con ella. Al cabo de un día, dejó de intentar comunicarse conmigo. Al cabo de ese mismo día, ella también dejó de hablar.
Jaejoong me preguntaba frecuentemente que era lo que le había hecho, yo le respondía que jamás lo entendería ¿Cómo podría entenderlo si ni yo mismo podía?
De alguna forma silenciosa nos dejaba en claro que no quería ir a ningún hospital. Yunho la dejó a tientas, esperando que su amnesia se le pasara y rogando por que no esperara, aun que nunca estuve totalmente de acuerdo con esa decisión.
Comenzaba a pensar que no recordaría que llevaba a nuestro hijo en su vientre. Preocupado, le pedía en forma de indirectas a Tsukiko que le sirviera raciones de comida extra aun que ella las dejara a medias. Silenciosamente, para que ella no lo supiera, dejaba platos servidos en el pretil y esperaba en las sombras a que lo terminara cuando recobraba su hambre en horas nocturnas.
Me había mudado al cuarto contiguo de la suite, donde ella debería de haber dormido antes de mudarse a mi habitación. Por las noches podía escucharla gemir y llorar, esperando que nadie mas la escuchara. Apretando mis labios con los dientes yo también lloré en más de una ocasión.


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